RESTAURADA UNA TALLA DE LUJÁN PÉREZ

La talla de la Dolorosa, de Luján Pérez, luce ya restaurada en la Iglesia de San Miguel

) Este martes se presentó en la Iglesia de San Miguel Arcángel de Valsequillo el resultado de la restauración llevada a cabo por el Cabildo de Gran Canaria, a través de la Consejería de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos, que dirige Larry Álvarez, de una talla de La Dolorosa realizada por Luján Pérez.   Ubicada en la nave izquierda del inmueble, formando parte del conjunto escultórico del Calvario, junto con el Cristo Crucificado y a San Juan, la pieza fue realizada en 1804 por el imaginero grancanario (de ahí su parecido con la que se conserva en la catedral de Santa Ana, de 1803). Antes de la restauración, la pieza presentaba numerosas grietas por la pérdida de elasticidad del soporte debido a las alteraciones ambientales. En la capa de preparación, había rasguños y desgastes, mientras que la de protección estaba oxidada y mal pintada. Con la restauración, se ha intentado recuperar el aspecto original de la obra, reduciendo al mínimo la impacto de la intervención. Para ello, se han empleado materiales y procesos “reversibles”, “estables”, “inocuos” y “legibles, para diferenciar la acción restauradora de la obra original”, según sus responsables. Además, culmina el proyecto de restauración de la Iglesia de San Miguel, en la que, recientemente, el Cabildo de Gran Canaria ha recuperado la imagen de La Fe o el Crucificado del Calvario, obra también de Luján. A cargo de la restauradora Cintia Guimerans Ferradás, los trabajos de La Dolorosa han contado con el visto bueno de la Comisión Mixta Canarias-Iglesia y supuesto una inversión de 7.500 euros.   Pionero La producción artística desarrollada por Luján Pérez desde su taller en la calle Santa Bárbara, en Las Palmas de Gran Canaria, vino a suplir las carencias de la época, y sirvió para sustituir las viejas tallas con telas encoladas por otras realizadas completamente en madera, de mayor calidad técnica. Cuando comenzó a trabajar, existían pocos ejemplos de tallas de pasión en la iconografía de las vírgenes dolorosas, lo que, unido a los desfiles procesionales organizados por los monasterios de la ciudad, influyó enormemente en su obra.