Cuando las fiestas se convierten en un circo y todo el mundo se quiere aprovechar de ellas para el negocio electoral pues es un número del carajo. Como este año las cosas en Las Vegas están muy divididas donde cada vez son más los sececionistas que se alejan de sus partidos y afines para meterse en otro, apostando por el transfuguismo o la traición, las cosas se enturbian un poco. Empiezan los enfentamientos, el rifi-rafe, el mosqueo, el cabreo. Pues con las carrozas de la fiesta del barrio ocurrió lo que tenía que pasar, la comisiòn de fiestas, en su mayoría gregoristas, deciden imponer su ley no dejando que cada pago o rincón de barrio haga su carroza como otros años e intenta llevársela de algunos sitios. Como no pueden controlar a todo el mundo se quieren cargar la participación y encima a este sr Gregorio algunos les siguen el juego. No saben que es un mentiroso y que por mucho que te prometa no lo va cumplir. Aunque en los casos complicados él no da la cara, echa a otros delante para que hagan el trabajo sucio. Fíjense si este señor usa las fiestas para darse pompa y jabón y venderse que hasta se pone de speaker a radiar toda la romería, pero dándole más de trea patadas al diccionario.
Mala cosa que un concejal o candidato controle y manipule una fiesta, es vergonzoso, pero como a algunos no quedan ya ni verguenzas pues continúan igual y reeditando el caciquismo, con el está conmigo o contra mí.
Por el bien de Valsequillo, esperemos que este señor y todos sus acompañantes no vuelvan a gobernar más el pueblo porque si no nos hunden en la miseria con tal de sacar beneficios del poder.
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